martes, 20 de octubre de 2015

Tropiezos

Que bonito es tropezarse con alguien conocido inesperadamente en un sitio. Pero que triste es pensar lo inseparables que llegasteis a ser y, como de costumbre, en algun momento nos da por recordar viejos tiempos. Todo eso en lo que dura el cigarro que os estabais fumando antes de encontraros o antes de seguir el camino hacia casa por el que os habeis chocado. Es algo tan bonito... Y tan triste a la vez, porque son dos almas que estaban tan entrelazadas que al final, del roce, se rompio el nudo (pero siempre queda un hilo finisimo uniendo). 
Creo que es uno de los mejores y peores momentos, esa mirada de "que buenos tiempos, los echo de menos todavia aunque no lo creas", esa sonrisa de "que felices estabamos pero que pena que ya no nos queden mas que recuerdos" o ese cambio interno de "me esta empezando a doler recordar, ojala siguieras a mi lado". Pero se acaba el cogarro o siempre una de las dos personas tiene mas prisa, es entonces cuando llega ese silencio seguido de un "bueno, a ver si de una vez quedamos para tomar algo que tengo mucho que contarte". Pues claro que tienes que contarle. Pero nunca llega ese momento, hasta el siguiente encontronazo.
Al final, la despedida es increible. Como si nunca hubierais separado vuestros caminos, como si de verdad fuerais a quedar para tomar algo. 
Te giras, sigues tu camino y es cuando invade el corazon ese sentimiento de vacio, que ironia. Que triste que la proxima vez que os encontreis sea por otro encontronazo inesperado. Que triste que todo acabase. Que triste no recordar cual fue el verdadero motivo para separarse. Que triste pensar que seguramente no hubiera razon de peso suficiente como para acabar con ese lazo (fue el roce seguro). 
Pero que bonito saber que estuviste, saber que nunca nadie va a ocupar tu hueco en mi corazon. Que bonitos son esos 5 minutos de conversacion intensa en los que todo vuelve a ser normal. Que bonito saber que aun te acuerdas de todo. Que bonito saber que dentro de poco volveras a aparecer por mi vida. 
Me gustan esos tropiezos, esos encontronazos, esos momentos inesperados. Como cuando el aleatorio de mi musica pone la cancion que quería justo en ese instante. Como cuando me despierto y mi madre me dice que tiene el cafe hecho desde hace rato para que este frio para mi. Como me gusta encontrarme con los pedacitos de mi corazón que daba por perdidos, pero no, porque los cuidais en vuestros corazones todavia y es reconfortante saber que, aun habiendonos separado, ambos nos guardamos. Porque prometimos cuidarnos (aunque ya solo podamos cuidar ese pedacito, aunque ya solo puedas cuidar ese pedacito de mi).





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