jueves, 5 de diciembre de 2013

Estando presa en ti me siento libre.

Me encantaría poder subirme a un banco y ponerme a bailar sin importarme el qué dirán, con mi música en mi mundo y después sentarme en cualquier rincón y echarme un cigarro. Me encanta como me llena, ver las formas que el humo crea en el cielo y como asciende hacia arriba y consigue llegar a lo más alto solo con un soplo de mi boca. Luego me iría de fiesta, saludaría a todo el mundo y me perdería en unos besos con sabor a ron , que se que te encanta y que te acompaña cada día. 

Me encanta ser presa en una cárcel de vicio, porque así es como soy cien por cien libre, vuelo con el humo de mi cigarro mientras cierro los ojos y escucho música. Vuelo tan alto que llega un momento en el que ya no escucho las voces de la gente que intenta hacer que caiga, pero ya no pueden porque a mi ya solo me importa perderme en cada nota musical, en cada calada que doy y, como no, en cada paso de baile libre que doy. 
Supongo que algún día me arrepentiré de haber desperdiciado tantos días entre vicios, pero realmente sé que jamás me arrepentiré, porque me han arrancado sonrisas en esos días (y aún sonrío). Estos son los días que demuestran que sigo viva, esto me hace estar viva, porque a lo mejor no es una gran manera de demostrar felicidad, pero es mi forma de hacerlo. Desde luego no voy a parar de hacerlo de momento, porque estoy bien así. Porque aunque no venga nadie a estar a mi lado, siempre tendré un cigarro, una buena canción y un lugar en el que poder bailar y cantar a todo pulmón. Siempre tendré tiempo para ver como el humo se sale de mi cuerpo, estoy dando libertad a algo que estaba preso en mis pulmones. De esa misma manera me siento yo, presa en unos vicios que cada día me hacen libre y consiguen que olvide un poco lo perdida que estoy en este mundo de locos. 

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